lunes, 12 de julio de 2010

La gota.

Me fascina el pensar en una gota caer despacio por una fuerza imperante que la empuja a un destino incierto. Se desliza suave por los caminos de una superficie, atenuando su velocidad como queriendo dar cariño a zonas lastimadas, pero en lo profundo esquiva su inicio, su fin, su porque, y su sentido.
La gota poco a poco deja un manto, una calle de historia; su historia del porque de su existencia. En un momento su mirada se dirige hacia otro lugar, y ya no mas en la cálida superficie de su madre. Ve como su reflejo en lo inmenso, ahora esta en un hombre y no en una mujer.
Se siente asustada pero decidida, y comprende que lo que ve, esa gota en ese hombre, es su principio, es su final, es su esencia. Es en ese momento donde ve que su fin, la profundidad de una cruda realidad, hoy es existencia de la creación de su esencia, la de ser gota. En este momento la gota comprende la felicidad. Ahora entiende sus huellas en el camino sobre la superficie, su historia es conciencia real.
Y ahora la suave pero tirana(aunque amada) fuerza tira devuelta a llevarla a nuevos destinos.
¿Será corto o largo el camino? ¿Porque esto y no lo otro? Son cosas que a la gota poco le importan; su descubrimiento fue el ver su mundo, su esencia.
El destino le importa igual que su pasado. Su presente se moldea con ambos en una mezcla indescriptible pero llena de una fuerza que solo una gota puede ver en sus ojos.

En un aterrador silencio, lleno de una tremenda soledad, una soledad de las que uno quisiera cerrar los ojos, irse asustado por la noticia que delata realidad. Es como ver el cielo, las estrellas, las dulces estrellas que acompañan la historia, y no querer ni siquiera cambiar la vista porque en el fondo se siente que de a poco se acercan, acechando como en un susurro que saborea en los adentros la realidad, los brazos hirientes e invisibles de la soledad.
Pero imposible seria cerrar los ojos. Lo que es soledad hoy se transforma en conciencia de vida, se transforma en volver a ver, también a creer y aprender de que tengo las riendas de algo hermoso, herido, cálido, perfecto en su esencia, que derrama la gota sobre la hoja, amor. Gracias dice la gota, gracias dice la hoja, gracias dice el mundo, y gracias digo yo, ósea la gota que cae sobre la hoja en un mundo que ve a otromundo en donde en una hoja cae una gota.





domingo, 11 de julio de 2010

Preludio al momento.

Soneto LV.

Espinas, vidrios rotos, enfermedades, llanto
asedian día y noche la miel de los felices
y no sirve la torre, ni el viaje, ni los muros:
la desdicha atraviesa la paz de los dormidos,

el dolor sube y baja y acerca sus cucharas
y no hay hombre sin este movimiento,
no hay natalicio, no hay techo ni cercado:
hay que tomar en cuenta este atributo.

Y en el amor no valen tampoco ojos cerrados,
profundos lechos lejos del pestilente herido,
o del que paso a paso conquista su bandera.

Porque la vida pega como cólera o río
y abre un túnel sangriento por donde nos vigilan
los ojos de una inmensa familia de dolores.


Pablo Neruda, 1959